El día que me agarre nostalgia de mi intestino grueso
me voy a hacer una remera como la de esta chica.
Mientras estaba internado en el Italiano las enfermeras me enseñaban a cambiar y drenar la bolsa de colostomía. Por supuesto yo estaba acostado mientras ellas lo hacían y utilizaban una pequeña palangana para depositar el contenido.
Uno es un animal de costumbres y ya estando en casa yo me cambiaba la bolsa acostado y la vaciaba en un recipiente intermedio. Pero claro la vida te pone en situaciones que te ayudan a superar costumbres heredadas. Una mañana, ya en el gimnasio me di cuenta que no había vaciado la bolsa en casa y fui urgente al baño. Claro ahí no tenia recipiente intermedio, entonces puse una rodilla en tierra y quede a la altura justa del inodoro para vaciarla cómodamente. Ese es el método que utilizo actualmente, rápido, limpio y obviando el recipiente intermedio.
cartuchera de tela rellena con estopa
Estando en un hotel de vacaciones no era lo más adecuado utilizar la cama de la habitación para cambiarme la bolsa y lo hice de parado en el baño. Resultó mucho más funcional al estar frente al espejo y el lavatorio.
Los elementos en el baño para cambiarme la bolsa
Pero si hay algo que fue un verdadero reto fueron los viajes de larga distancia en micro. Doce horas en micro suponía al menos un vaciado durante el viaje ya que mi ritmo de drenaje (cambia con cada personas) es cada seis horas.
Después de algunos contratiempos y varias pruebas el mejor método cuando no se tiene inodoro a mano es el que ilustra la foto.
Una bolsa de residuos de tamaño generoso que permita introducir los dos brazos para poder sacar y poner el clamp y manipular el vaciado. La bolsa se
sostiene doblándola y metiéndola un poco por dentro del pantalón y se asegura con un clip. Finalmente esta se anuda y se desecha sin generar olores.
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