lunes, 23 de mayo de 2011

Nuevas entradas en el blog Diariostomía

A partir de ahora cuando agregue una entrada les va a llegar un mail que no hace falta que contesten, es solamente para invitarlos a leerla. Muchas gracias, Horacio

El día a día (segunda parte) y la curiosidad de la gente


Vaciar la bolsa es una tarea que hago como mínimo, cuatro veces al día (en la entrada anterior ya comenté que lo hago en el inodoro y arrodillado en una pierna. Si estoy en casa o de viaje tengo un amohadoncito y sinó viene bien un diario doblado en dos).
De todas maneras muchas veces salgo a cenar después de trabajar y forzosamente tengo que aligerar la carga en el baño del trabajo para estar más cómodo. Es inevitable que a partir de tener este nuevo complemento uno calcule sus actividades a partir de los ritmos “bolsáticos”, por llamarlo de alguna manera.
Es decir, si salgo a comer un asado al río, tengo que tener en cuenta las horas que estaré lejos de un inodoro como para llevar mi equipo de desecho portátil.
De todas maneras a esta altura estoy bastante acostumbrado y confío en mi capacidad de improvisación, pero de todos modos no cuesta nada llevar bolsas de residuos, una bolsita de repuesto y gazas. Es más, en el cajón del escritorio del trabajo tengo un mini equipo de urgencia, por las dudas. No es que tenga premoniciones catastróficas, pero me hace sentir más tranquilo.
Hablando de trabajo siempre me preguntaba que contar y cómo contarlo. Lo cierto es que la gente en general es prudente y se conforma con tu historia por más que sea corta o escasa en detalles. Yo fui improvisando la mía y quedó más o menos así: “me operaron la parte enferma del intestino grueso y en tres intervenciones me van a recomponer la función digestiva”. La gente te mira, dice…Ajha! y se queda conforme aunque no haya entendido nada.
Nadie me preguntó por la bolsa, salvo un amigo que se hizo el pícaro y me dijo: ¡que tal al bolsita!... Yo redoblé la apuesta, amagué subirme la remera y le contesté: ¿queres que te la muestre?. No!, dijo horrorizado y nunca más me preguntó.

Todo lo que usted quiere saber acerca de cómo cambiarse la bolsita y no encontró a nadie que se lo contara en detalle


Lo primero que tiene que hacer es conseguirse un equipo de recambio de bolsa como el de la foto de arriba. Lo puede conseguir barato en cualquier compraventa. Ja!... no se asuste es un chiste, lo nuestro es bien sencillo y empieza así:


El elemento que más trabaja en los vaciados es sin duda el CLAMP o pincita que cierra la bolsa (similares a una hebilla de pelo de mujer). Yo opté por comprarme cinco que los voy rotando y me resultan más cómodos y confiables que los descartables que vienen con la bolsa.


Mi equipo de recambio de bolsa lo tengo en un tapper que es el que uso cuando voy de viaje. Estando en casa a este tapper lo complementa una bolsa con las gazas y el papel de cocina absorbente.



Es conveniente cada tanto ponerse a recortar las bolsas para tener varias listas y no hacerlo a último momento. Dibujar primero el círculo adecuado a su estoma. Si es demasiado amplio la materia fecal que todavía contiene restos de los ácidos gástricos toma más contacto con la piel y la puede irritar.
Si es demasiado justo puede incomodar el estoma. Con la práctica va a saber el tamaño preciso.


El equipo se ordena en el baño para tener todo a mano y el recambio de bolsa puede demorar como mucho 15 minutos.


 Después de sacarse la bolsa y limpiarse el estoma con gazas húmedas, pasarse jabón blanco, limpiar la superficie que estuvo en contacto con el adhesivo y también el estoma. Antes de enjuagar aprovechar a afeitar la zona para que el despegue de la bolsa no sea molesto como si se depilara.
Como pueden ver la parte derecha de mi panza sobresale más que la izquierda ya que en esa zona los tejidos musculares están más débiles por la operación y al engordar esa parte contiene menos la expansión de los tejidos grasos.


 Después de enjuagar bien, se seca la zona con papel absorbente de cocina. Yo también me lo apantallo con la tapa del tapper como para que se airee. También, mientras se oxigena, aprovecho a lavar la máquina de afeitar y el clamp utilizado, con un cepillo de dientes descartado.


 Alrededor del estoma le pongo un talco protector de la piel y lo soplo sacándole el excedente.

 Le saco el papel protector a la bolsa y sobre el adhesivo y alrededor del agujero coloco una línea de crema “barrera protectora”, como para que selle el intersticio entre la bolsa y el estoma y la materia fecal no tome contacto con la piel, o lo haga lo menos posible.


Trato de pegar la bolsa sin que queden pliegues y presiono un poco alrededor del estoma como para que se adhiera bien firme. Finalmente pongo el clamp en la abertura y listo, ¡la bolsa ya está puesta!